El día de hoy se confirmó el descubrimiento de un vehículo en la zona de la villa suburbana de Civita Giuliana al norte de Pompeya y cerca de las murallas de la ciudad antigua, posiblemente estamos hablando del Pilentum, un vehículo que no se utilizaba para uso cotidiano ni para trasporte agrícola, sino que dicho artefacto de cuatro ruedas era estrictamente utilizado en momentos festivos como desfiles o procesiones de la comunidad. El descubrimiento en palabras de Massimo Ossanna, director saliente del Parque Arqueológico de Pompeya: “Es un descubrimiento extraordinario para el avance del conocimiento del mundo antiguo ” .
Representación de un Pilentum
Dicho artefacto consiste en una gran carroza ceremonial de cuatro ruedas con elementos de hierro, decorados de bronce y estaño, además de restos de madera mineralizada y huellas de elementos orgánicos como cuerdas, que han sido encontradas casi intactas, aún que dicho automóvil esta ahí sepultado desde el 79 d.C., por la erupción del Monte Vesubio.
Este hallazgo de es increíble y una gran sorpresa, ya que hace menos de dos meses se dio muy cerca de Pompeya, otro descubrimiento increíblemente bello: el famoso Termopolio.
Representación de un Termopolio.
El Termopolio era un establecimiento de comida rápida, donde los romanos se servían alimentos y bebidas para llevar, prácticamente intacto. Dicho establecimiento es equiparable a los puestos callejeros de hoy en día, con una decoración bellísima hecha con frescos de animales pintados con colores tan vivos que parecen tridimensionales, y que se han preservado de una manera excepcional. Además se han encontrado restos de alimentos que se han conservado a lo largo de los siglos así como envases con restos de alimentos que apuntan al origen de la “comida para llevar”,
Es muy sabido que los habitantes de Pompeya tenían la costumbre de disfrutar de la comida al aire libre, debido seguramente al buen clima en el golfo de Nápoles. En dicho establecimiento como indica su nombre indica en griego, se podía comer y beber sustento caliente que se conservaba en recipientes llamados dolia que se encontraron incrustados en la mampostería de los mostradores.
Solo en Pompeya hay unos 80 establecimientos de este tipo pero ninguno desafortunadamente tiene la barra completamente pintada como este recientemente descubierto.
Entre las decoraciones que se encontraron en el Termopolio hay la imagen de una nereida mas conocida como “ninfa”, a caballo en medio de un entorno marino, además, figuran otros animales, como un gallo o un pato de colores muy brillantes, además de un letrero comercial de la tienda y diferentes objetos de despensa y de transporte de alimentos, como nueve ánforas, un recipiente en bronce, dos frascos y una olla de cerámica.
La nereida más conocida como “ninfa”
Los análisis en el laboratorio nos confirman que las pinturas del mostrador representan, al menos en parte, los alimentos y bebidas que realmente se vendían en el Termopolio. Se han encontrado fragmentos de hueso de pato dentro de uno de los recipientes, junto con restos de cerdo, cabrito, pescado y caracoles de tierra, lo que da indicios de la gran variedad de productos de origen animal que se utilizaban en la época para la elaboración de platos. Asimismo se encontró en el fondo de una botella restos de habas molidas, que según los investigadores se utilizaban para modificar el sabor y blanquear el vino.
Increíblemente, se hallaron también unos dibujos en el mostrador, más exactamente el de un perro, en el que se aprecia una inscripción de la época que dice “Nicia cinaede cacator” que traducido sería : “Nicia es un cagón maricón” probablemente una ofensa contra el dueño del establecimiento.
También se han encontrado detrás del mostrador unos huesos humanos de víctimas de la violenta erupción, lamentablemente dañados a causa de excavadores clandestinos que durante el siglo XVII expoliaron el yacimiento en búsqueda de objetos de valor
Todos estos restos, tanto el Pilentum como el Termopolio, son elementos testimoniales de la vida cotidiana que quedó atrapada durante cerca de dos milenios debajo de toneladas de piedras, barro y lava, y que ahora vuelven a renacer en todo su esplendor para darnos un testimonio meramente auténtico y bello de un momento del pasado de la humanidad.
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